martes, 21 de octubre de 2008

Primer capítulo

He vuelto a empezar una historia. No sé si como las demás volverá a salir adelante, pero bueno lo intentaré. Aquí tenéis el primer capítulo. ¡Disfrutadlo!

- Deja de tocarme el pelo.

Lo dice con un tono de amenaza pero el chico le sigue acariciando la cabeza.

- No te pongas así. Si sabes que te gusta.

A Lidia le parece hasta irritante. Juan no para de acariciarla sin parar.

- Ya te dije que estoy con alguien.- dice mientras le aparta la mano- nueve meses. ¿Eso no te dice algo?

El chico se queda mirándola con curiosidad. Lidia suspira con resignación.

- vamos en serio.

Juan sigue insistiendo. Lidia intenta alejarse, pero él la persigue.

- Eso no me dijiste esa magnífica noche que pasamos, ¿a qué no?

Lidia no puede aguantarlo más. En su interior se arrepiente de esa estúpida noche y de haberse dejado seducir por ese niño pijo.

- vale, pero tú tampoco me dijiste que tenías novia.

- ¿qué más da? Lo único que quería era estar contigo.

- Ya, y acostarte conmigo también, ¿o no?

Lidia se levanta del sillón y se dirige a la barra del bar. Esquiva a varias parejas que no dejan de besarse, ajenos a lo que ocurre a su alrededor. Pide un vodka con naranja y, antes de poder reaccionar, nota las manos de Juan agarrándole la cintura.

- Venga, venga. No te pongas así. – le huele el cuello- ya sabes que no llegamos a tanto.

El aliento de Juan recorre el cuello de Lidia hasta llegar a su oído.

- Podríamos terminar lo que empezamos, ¿no? – le susurra.

- Me estoy resistiendo a pegarte una patada en los cojones – sigue amenazando Lidia.

Juan la coge y le da la vuelta con fuerza. Agarra sus manos y presiona su cuerpo contra él de ella, impidiendo su huida. “Déjate llevar”, dicen sus ojos.

El beso fue fuerte, violento. Sin ninguna respuesta por parte de ella. Él recorrió sus labios. Le cogió de su pelo largo y tiró con mucha fuerza. Lidia ni siquiera cerró los ojos. En un intento de poder escapar, le empezó a pellizcar el pecho. Pero eso no hizo más que avivar la pasión de Juan. Ella notó como la lengua de él se deslizaba dentro de su boca y buscaba la suya. De repente, él abrió los ojos y la miró. Se separó de ella y sonrió.

- Podrías poner un poco de tu parte.

¡Plas!

La bofetada pilló a Juan desprevenido. Se apartó de Lidia y se tocó la mejilla con la mano. No parecía enfadado.

- Me encanta cuando te enfadas. Estás…muy sexy.

Lidia le empuja y se aleja. Por suerte, esta vez no es perseguida.

1 comentario:

Freud-Seraphin Stanlake dijo...

¿Por suerte esta vez no es perseguida?, pero si se mueren los dos de ganas, por el amor de dos.